Andrés Beltramo Álvarez.
La reforma a la Curia Romana que
prepara Francisco busca tener el mayor consenso posible. Pero tiene un especial
sello latinoamericano. No sólo por la nacionalidad del Papa, sino también por
el protagónico papel que ya está desempeñando el cardenal hondureño Óscar
Andrés Rodríguez Maradiaga, coordinador del grupo de los ocho purpurados que asesoran al pontífice en el gobierno de la Iglesia universal,
conocido como G-8.
Activo arzobispo,
políglota y “eterno papable”, el pastor de Tegucigalpa ha sido uno de los
cardenales más activos en la recopilación informal de los pareceres de todos
los obispos (especialmente de lengua española) sobre cuál deberá ser el
semblante de la nueva estructura del Vaticano.
Uno de los momentos
claves de esta consulta tuvo lugar en la ciudad de Panamá del 13 al 17 de mayo
pasados, en la asamblea ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano
(Celam). Dos cardenales y más de 60 obispos sesionaron con un espíritu
especial: por primera vez lo hacían bajo el pontificado de un Papa venido de
continente.
Ese encuentro fue el
momento ideal para la consulta pedida por el Papa al G-8. Bajo la moderación de
Rodríguez Maradiaga, muchos de los prelados presentes se desfogaron.
¿Conclusión? La Curia
Romana salió muy mal parada. Varios de ellos se quejaron, por
ejemplo, de malos tratos por parte de los oficiales vaticanos, porque no les
reciben debidamente e incluso “les ponen los pies en la cabeza”.
En el debate tomó la
palabra el nuncio apostólico en Panamá, Andrés Carrascosa Coso, para defender a
Roma. Pero no logró convencer a sus interlocutores. Quienes estuvieron
presentes refieren de un momento tenso, casi polémico.
Rodríguez Maradiaga logró
captar las propuestas de ahí surgidas que se resumen en una gran exigencia de
internacionalización, tanto de la
Curia como del Colegio de Cardenales. Mayor apertura y
colegialidad.
Una solicitud en la que
coincide buena parte del episcopado latinoamericano. Aparte y sobre las
novedades traídas por Francisco el arzobispo mexicano de Monterrey, Rogelio
Cabrera, sostuvo que la predicación del Papa sólo pide volver a lo esencial.
“(Sorprenden sus gestos)
porque ocurre como en las casas, uno las va adornando por cariño hasta que
llega un momento en que se pierde lo esencial. A veces se debe adornar y otras
se deben quitar adornos. A veces hay que volver a la simpleza de la estructura
misma de la Iglesia ,
porque las apariencias pueden desviar de la realidad“, señaló en declaraciones
al Vatican Insider.
Por otra parte Francisco
Nazar, vicario episcopal para las poblaciones indígenas de Formosa (Argentina),
aseguró que la reforma de la
Curia le va a costar mucho al Papa y por ello recibirá
ataques como Jesús, “porque vendrán desde adentro”.
“No es fácil que un
continente europeo de mucho poder, en todo sentido y también eclesial, ceda
rápidamente. Debemos mirar los signos de los tiempos, esto no es una lucha de
continentes o de lugares, es una lucha de una Iglesia nueva que se quiere
proyectar. Todo el mundo católico debe aprovechar porque es un momento de Dios,
lo querramos o no. Renunció un Papa porque no supo cómo llevar la cosa, quizás
el último Papa europeo, y abrió las puertas al espíritu que eligió a un hombre
del continente latinoamericano. Hay que aprovechar, ver, desestructurar y salir
de los sótanos“, aseguró.
Estableció que Jorge
Mario Bergoglio promoverá, sobre todo, un “cambio simbólico” porque la Iglesia “debe dejar de ser
una monarquía”, algo que “Jesús nunca quiso”.
“El mayor problema de
Jesús fueron las instituciones, se peleó contra los sumos sacerdotes. La Iglesia es la comunidad de
hermanos y de hermanas que se reúnen y que creen en su Dios, le rezan y que
viven relaciones sociales, económicas y políticas justas. Es eso y nada más. No
se puede hacer un cambio de estructura sin cambiar nada. El Papa tiene mucha
conducción y es un hombre muy político en el sentido amplio de la palabra.
Lamentablemente es un hombre mayor, pero sabe hacia donde quiere ir“, apuntó.
Serafines susurran.- Que
el cardenal Stanislao Dziwizs, histórico secretario personal del Papa Juan
Pablo II y actual arzobispo de Cracovia, parece que dejó pasar una oportunidad
de oro para aclarar a fondo -de una vez por todas- su papel y el de otros
cercanos colaboradores de Karol Wojtyla
en el encubrimiento de la información referente a la escandalosa vida del
fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel Degollado.
Apenas unos días atrás se
presentó en Roma el libro “He vivido con un santo”, una serie de entrevistas
concedidas por Dziwizs al periodista italiano Gianfranco Svidercoshi. En las
páginas 116 y 117 salió a relucir este asunto. La explicación del ex secretario
papal resultó corta y poco convincente. Perso, sobre todo, no logró acabar con
la mancha que la historia de Maciel ha causado al inminente santo Juan Pablo
II.
A continuación las
palabras del cardenal incluidas en el libro. Cita textual.
Svidercoschi:
Permanece el problema de cuando un Papa no recibe todas las informaciones que
podrían serle de ayuda, o de cuando no se le refieran sobre hechos
objetivamente graves, embarazantes. Incluso algún importante cardenal habla
todavía de desafortunado episodio, a propósito de la audiencia que Juan Pablo
II le concedió al fundador de los Legionarios de Cristo, padre Maciel
Degollado, que finalmente se reveló un individuo escandaloso…
Dziwizs: ¡Pero
el Santo Padre, cuando lo encontró, no sabía nada! ¡Absolutamente nada! ¡Para
él era aún el fundador de una gran orden religiosa y punto! ¡Ninguno le había
dicho nada! ¡Ni siquiera de los rumores que corrían!
Svidercoschi:
A decir verdad circulaban ya desde hacía tiempo algunas noticias cochantes;
habrá sido porque la cosa era tan gorda que parecía inverosímil, o porque se
pensaba que las noticias habían sido lanzadas por algún enemigo de los
Legionarios, como había ocurrido años antes, cuando Maciel había sido
considerado inocente tras una campaña difamatoria en su contra, el hecho es que
casi ninguno finalmente le daba credibilidad. Mientras tanto él, jugando con
habilísimas maniobras con pistas falsas y extorsiones inmundas, lograba
bloquear una investigación tras otra, a hacer callar las acusaciones.
Dziwizs: Lo se
también yo -pero razonando a posteriori- que el Santo Padre no habría debido
recibir a aquel individuo. Son, por desgracia, las consecuencias de una
estructura aún extremadamente burocrática. Los mecanismos cada tanto se blocan
de golpe y la máquina no funciona como debería.
¿Se acuerdan de lo que
sucedió al tiempo en el cual se debía revocar la excomunión a los cuatro
obispos lefevbristas? Uno de ellos hizo en televisión una serie de afirmaciones
que quitaban la respiración, porque negó el Holocausto, las cámaras de gas, los
seis milones de judíos asesinados. Pero nadie había referido nada a Benedicto
XVI. Y dos días después, como si nada hubiese ocurrido, se dio a conocer
oficialmente la noticia de la remisión de la excomunión. Por todos lados
explotaron polémicas, protestas. Y en la carta que debió escribir a todos los
obispos del mundo, el Papa Ratzinger observó que, para evitar aquel incidente,
hubiese bastado controlar el internet.
Roma, 11 noviembre, 2013.
DETRAS DE CADA TRAMITE HAY UNA NECESIDAD O UN DOLOR, UN DERECHO Y TODA DEMORA OCASIONA UN PERJUICIO
No hay comentarios:
Publicar un comentario