EL REGRESO DE LOS MUERTOS VIVIENTES
Posted: 08 Apr 2013 06:08 PM
PDT
El Papa concede audiencia a
Piero Marini
Y vuelve a utilizar la Férula de Pablo VI
En
1997 el Director del Pontificio Coro de la Capilla Sixtina ,
padre Domenico Bartolucci, que había sido designado en ese cargo a perpetuidad
por Pío XII en 1956, fue despedido por influencia del Maestro de Ceremonias del
Papa, Mons. Pietro Marini (no confundir con el Ceremoniero actual, Guido
Marini).
El
entonces Cardenal Ratzinger que no estaba de acuerdo con esa medida, le dijo:
"¡Resista maestro, resista!". Y el maestro resistió. Muchos años
después, recibió el capelo cardenalicio de Benedicto XVI a los 93 años de edad.
Seguramente,
un hombre con acabado conocimiento y exquisita sensibilidad litúrgica como es
el Papa Emérito, sabía lo que se venía de la mano de Piero Marini: la
innovación constante, el aplebeyamiento y la fealdad.
Basta
para eso ver los horrendos paramentos que bajo su dirección vistieron Juan
Pablo II y el propio Benedicto en su primera etapa. Pues su estilo no fue el
del choque y la ruptura sino la paciente pedagogía. Solo despidió a Marini en
Octubre de 2007, en la misma época en que fue liberada la Misa Tridentina
con Summorum Pontificum.
Recordar
estos desgraciados tiempos de la liturgia romana no tendría demasiado sentido,
si no fuera porque el Papa Francisco está haciendo gestos que, publicitados por
los medios como austeros, confrontan directamente con la línea de restauración
litúrgica iniciada por su antecesor.
Además,
para mayor alarma, luego de la entrevista que el Santo Padre le acaba de
conceder a Mons. Marini, se ha llegado a especular que podría designarlo en algún cargo
importante de la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos.
Publicamos
a continuación un corto artículo por el que un liturgista argentino se refiere
al ex ceremoniero cuya resurrección parece insinuarse.
Dejando
para otro post el comentario sobre lo que acaba de hacer Francisco el día de la Misericordia Divina :
Asumió la Cátedra
de Obispo de Roma resucitando la vieja y cuestionada férula de Pablo VI/Juan
Pablo II. Gesto que, aunque pudiera estar motivado por la Fiesta que se festajaba,
instituida por su beato predecesor, ha servido para crear aún mayor
preocupación en los que deseamos se siga adelante con la "reforma de la
reforma".
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Introibo ad altare Dei
Por Bruno Vendredi
"Introibo ad altare
Dei, entraré al altar del Señor" dice el salmo 42 que se lee en la
antemisa del Rito Tradicional.
Con cuyas palabras se nos
indica que en el lugar donde va a entrar el celebrante, no encontrará nada de
su propiedad pues absolutamente todo allí le pertenece al Señor.
Según nos informa la
oficina de prensa de la
Santa Sede (V.I.S), el Santo Padre ha recibido en audiencia
al personaje clave del desmadre litúrgico acontecido en las últimas décadas,
Mons. Piero Marini (no confundir con Mons. Guido Marini actual Ceremoniero),
quien, desde su puesto de Maestro de Ceremonias de Juan Pablo II, fuera el
factotum de todas las innovaciones a gusto y medida propia que desquiciaron la Liturgia Romana.
Pruebas al canto: sólo
hace falta mirar fotos y videos de la época en que omnímodamente hacía a su
antojo, para darse cuenta de la falta de dignidad y abajamiento impresos a la
celebración de la Santa
Misa , en la cual Jesucristo se inmola al Padre y nos hace
presente incruentamente el sacrificio de la Cruz.
En la liturgia de Marini,
valía todo: mujeres comulgando con el pecho descubierto, indígenas danzando en
plena misa, bendiciones efectuadas por sacerdotes paganos, casullas y mitras con
manchas que simulaban un cuadro vanguardista. Dicen que el mismo Juan Pablo II
era sorprendido con las "liturgias" que bajo su dirección le
preparaban en sus famosos viajes.
Benedicto XVI, no era
Francisco claro, sufrió pacientemente los mamarachos marinianos durante más de
dos años para ser fiel a su estilo gradual y delicado.
Solo en Octubre de 2007,
un mes después de que entrara en vigencia la liberación de la Misa Tradicional
y dando comienzo a la restauración litúrgica en que se había empeñado, se
decidió a utilizar el famoso aforismo "promoveatur ut removeatur -
ascenderlo para removerlo", designando a Piero Marini Presidente del
Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales, cargo que
ostenta actualmente.
Mons. Piero Marini
proclamaba orgullosamente hace poco, como una crítica solapada al actual
ceremoniero Guido Marini: “llevamos a cabo la litúrgica que fue pensada por el
Concilio Vaticano II, sobre todo con un respeto por las diferentes culturas.”
¡Peligrosísima
interpretación de la liturgia! Pues mientras en el ámbito extra litúrgico
siempre se ha respetado y apreciado la diversidad cultural, en la Liturgia de la Iglesia se ha observado
por siglos la unidad universal establecida por las rúbricas del Misal Romano
como condición indispensable de Catolicidad y acaso de validez; pues ellas
garantizan que el obrar sea de acuerdo a la intención de la Iglesia
Habrá quien refute este
criterio pensando en las diferencias que existen entre los diversos ritos
latinos, como el Galicano, el Ambrosiano, el Toledano, el Sarum (que conservan
los Anglicanos al hacerse católicos) permitidos por la Iglesia aún después de la
codificación de la Misa
realizada por San Pío V mediante la bula "Quo primum tempore".
Pero estos ritos tienen
también una venerable antigüedad, comparable al Rito Gregoriano (más conocido
como Misal Tridentino), y fueron respetados en la mencionada bula en razón de
su procedencia y por contar con más de doscientos años de uso ininterrumpido.
Además las diferencias
entre ellos son menores a las que existen entre el Modo Ordinario y el Modo
Extraordinario del Rito Romano.
En cambio Mons. Piero
Marini ha introducido, de motu propio y sin ningún derecho en las ceremonias
papales, elementos no litúrgicos y sin fundamentación histórica ni teológica
alguna.
Podría decirse que se ha manejado con
un criterio humano, subjetivo y temporal; cuando la Iglesia sabe que en la
liturgia prima lo divino, es decir lo objetivo y atemporal pues, en cuanto
expresión del Misterio, está más allá del tiempo, de las costumbres cambiantes
y, sobre todo, de las modas.
Parece que Mons. Piero
Marini no ha leído el artículo 1125 del Catecismo de la Iglesia Católica :
"Incluso la suprema autoridad de la Iglesia no puede cambiar la liturgia a su
arbitrio, sino solamente en virtud del servicio de la fe y en el respeto
religioso al misterio de la liturgia."
Quiera Dios que, por el
bien de la Iglesia ,
la entrevista que el Santo Padre le ha concedido a Mons. Piero Marini, haya
sido para confirmarlo en su cargo de Presidente del Comité Pontificio para los
Congresos Eucarísticos Internacionales.
DETRAS DE CADA TRAMITE HAY UNA NECESIDAD O UN DOLOR, UN DERECHO Y TODA DEMORA OCASIONA UN PERJUICIO
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