Cuando se unen la estupidez con la ignorancia....
Algo muy llamativo está sucediendo en el mar Argentino desde hace varios años.
Esta historia a más de uno puede dejar helado.
Se trata de un tema poco difundido en los medios masivos.
Es más probable que aparezca en el National Geographic que en nuestra TV abierta o en los periódicos.
Por
estos días, la prensa argentina e internacional se ocupa extensamente
de lo que está ocurriendo en Punta Tombo, Chubut, donde miles y miles de
pingüinos llegan hasta esas playas cercanas a la Península de Valdez. Los llamados pájaros bobos son la atracción para visitantes argentinos y extranjeros.
De todas formas, desde hace
ya varias temporadas a estas pequeñas criaturas de 50 cm de alto les
surgió una "competencia" que está alterando el mapa de las aves
patagónicas. Los albatros y las gaviotas se han multiplicado de
tal forma en esa geografía nacional que algunos biólogos del CENPAT
(Centro de Estudios del Medio Ambiente Patagónico) están estudiando de
dónde proviene semejante cantidad de ejemplares alados.
A
lo largo de todo el gigantesco golfo San Jorge y en localidades
pesqueras aledañas de Chubut y Santa Cruz, los habitantes del lugar ven
el cielo oscurecerse cuando las bandadas terminan literalmente tapando
al sol. ¿De dónde salieron? ¿Por qué son tantos?, se preguntan.
Usted, con razón, también se puede preguntar: - ¿Y esto que tiene que ver con nuestra realidad?
Ya llegamos, esté atento a la cifra que le vamos a revelar.
Estos gigantes del aire despegan hacia el mar en busca de comida...
Los científicos dicen que cada día encuentran más comida, por eso se reproducen tanto, por eso son cien veces más que en los cercanos años noventa; cien veces más.
Resulta que tanto los albatros como las gaviotas encuentran flotando cientos de toneladas de peces muertos muy cerca de la costa…
¿Es la contaminación? ¿Es un fenómeno natural?
No, es simplemente Argentina.
El Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación tuvo una desastrosa idea:
Retirar
los inspectores que iban a bordo de los pesqueros y los fresqueros que
buscan langostinos, cambiándolos por meros "observadores", con un casi
nulo poder de policía.
Este hecho coincidió casualmente (o no tanto) con otras dos situaciones desgraciadas:
1. La Comunidad Económica Europea expulsó de sus mares a los buques congeladores que eran altamente depredadores.
Ante la imposibilidad de trabajar en el viejo continente, las grandes empresas españolas emigraron hacia Argentina, donde la depredación es una palabra desconocida, casi sin uso.
2.
Las autoridades provinciales de Santa Cruz y Chubut en los noventa
completaron el círculo permitiendo a las naves factorías foráneas a
tirar (sí, a tirar por la borda) aquel pescado que no les conviniera. Desde entonces, los buques que buscan langostinos sólo se interesan por esta especie, que cuesta en el mercado internacional 18 dólares el kilo. Por ello, arrojan al mar la merluza, el cazón, el abadejo, las rayas y hasta el salmón que caen en sus redes.
Como
la merluza es un predador del langostino, ejemplares de muchísimo
kilaje quedan atrapados, son llevados a la cubierta y luego arrojados al
mar. Como estos peces viven a 80 o 90 metros bajo la superficie, una vez subidos al barco mueren por una normal diferencia de presión. Aunque sean devueltos al océano, ya están muertos.
¿Quién se los come?
Acertó: los albatros y las gaviotas.....
¿Sabe cuántas toneladas de merluza tira al mar cada uno de estos barcos de 40 o 50 metros de eslora?
10 toneladas diarias = 10.000 kilos.
Siga sumando con nosotros. 10.000 kilos por día, sólo de merluza
(no estamos contando centolla, ni abadejo, ni cazón, ni salmón, ni nada
de eso) hay que multiplicarlos por la cantidad de barcos que salen a
buscar langostinos.
¿Sabe cuántos barcos hay, cada día, sólo en esa zona?
Nunca menos de cien.
Multiplique, cien barcos, que tiran diez mil kilos de merluza, son un millón de kilos de pescado arrojados al mar cada vez que sale el sol.
¿Sabe cuántos argentinos, españoles, afganos, paquistaníes podrían comer estos manjares gratis cada día?
Un millón de personas dejarían de tener hambre, porque un kilo de excelente pescado es un regalo de los dioses.
¿Sabe cuál es el país que tiene la mejor educación y la tecnología más avanzada del mundo?
Japón.
¿Y sabe cuál es la base de la comida nipona?
No es el arroz como nos hacen creer, es el pescado.
¿Hace
falta detallar las virtudes que les traería a nuestros chicos alimentar
sus cerebros con fósforo de nuestros mejores ejemplares marinos?
Exijamos
a los empresarios, a los gobernadores patagónicos y a las autoridades
internacionales, que terminen con esta depredación del recurso y que
alimenten a la gente pobre, que también existe en el sur de nuestro
país.
¿Saben cuál fue la respuesta de los dueños de las pesqueras españolas?
Tratan
de no contratar personal de a bordo argentino, optando por peruanos y
bolivianos que no se quejan de la depredación; porque, total, la
plataforma continental no la sienten como propia.
Los científicos extranjeros que analizan la multiplicación de gaviotas y albatros señalan con resignación:
"La
causa de semejante mutación en la población de aves no es otra que la
enorme riqueza de los argentinos, casi tan grande como su propia
estupidez."
Este
es otro de los interminables negociados que hacen los políticos, a
expensas de la riqueza natural de la Tierra, la apatía de los pueblos,
(y lo que es muchísimo peor) el futuro de nuestros hijos...
Ahora ya lo sabés.
En lugar de amargarte, nada más, difundilo.
DORA GRIGERA
DOCTORA EN BIOLOGIA INVESTIGADORA DEL CENTRO UNIVERSITARIO DE BARILOCHE UNIVERSIDAD NAC.DEL COMAHUE
Y cuando dudes en divulgarlo, pensá en el futuro de tus nietos...
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