Miércoles de Ceniza: el inicio de la Cuaresma
22 de febrero 2012.
La imposición de las cenizas nos
recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida
definitiva se encuentra en el Cielo
Miércoles de Ceniza: el inicio de la Cuaresma
La imposición de las cenizas nos
recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida
definitiva se encuentra en el Cielo.
La Cuaresma comienza con el Miércoles
de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la
conversión del corazón.
Las
palabras que se usan para la imposición de cenizas, son:
“Concédenos, Señor, el perdón y
haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida”
“Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás"
“Arrepiéntete y cree en el Evangelio”.
Origen de la costumbre
Antiguamente
los judíos acostumbraban cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y
los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de
su mala vida a una vida con Dios.
En
los primeros siglos de la
Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el
Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad
vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad
de convertirse.
En
el año 384 d.C., la Cuaresma
adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra
poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.
Las
cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de
Ramos de año anterior. Esto nos recuerda que lo que fue signo de gloria pronto
se reduce a nada.
También,
fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el
Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.
La
imposición de ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a
morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo. Nos enseña que todo lo
material que tengamos aquí se acaba. En cambio, todo el bien que tengamos en
nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida,
sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos
los hombres.
Cuando
el sacerdote nos pone la ceniza, debemos tener una actitud de querer mejorar,
de querer tener amistad con Dios. La ceniza se le impone a los niños y a los
adultos.
Significado del carnaval al inicio de la Cuaresma
La
palabra carnaval significa adiós a la carne y su origen se remonta a los tiempos
antiguos en los que por falta de métodos de refrigeración adecuados, los
cristianos tenían la necesidad de acabar, antes de que empezara la Cuaresma, con todos los
productos que no se podían consumir durante ese período (no sólo carne, sino
también leche, huevo, etc.)
Con
este pretexto, en muchas localidades se organizaban el martes anterior al
miércoles de ceniza, fiestas populares llamadas carnavales en los que se
consumían todos los productos que se podrían echar a perder durante la
cuaresma.
Muy
pronto empezó a degenerar el sentido del carnaval, convirtiéndose en un
pretexto para organizar grandes comilonas y para realizar también todos los
actos de los cuales se "arrepentirían" durante la cuaresma,
enmarcados por una serie de festejos y desfiles en los que se exaltan los
placeres de la carne de forma exagerada, tal como sigue sucediendo en la
actualidad en los carnavales de algunas ciudades, como en Río de Janeiro o
Nuevo Orleans.
El ayuno y la abstinencia
El miércoles de ceniza y el viernes santo
son días de ayuno y abstinencia. La abstinencia obliga a partir de los 14 años
y el ayuno de los 18 hasta los 59 años. El ayuno consiste hacer una sola comida
fuerte al día y la abstinencia es no comer carne. Este es un modo de pedirle
perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para
agradarlo siempre.
La oración
La oración en este tiempo es
importante, ya que nos ayuda a estar más cerca de Dios para poder cambiar lo
que necesitemos cambiar de nuestro interior. Necesitamos convertirnos,
abandonando el pecado que nos aleja de Dios. Cambiar nuestra forma de vivir
para que sea Dios el centro de nuestra vida. Sólo en la oración encontraremos
el amor de Dios y la dulce y amorosa exigencia de su voluntad.
Para
que nuestra oración tenga frutos, debemos evitar lo siguiente:
La hipocresía:
Jesús no quiere que oremos para que los demás nos vean llamando la atención con
nuestra actitud exterior. Lo que importa es nuestra actitud interior.
La disipación:
Esto quiere decir que hay que evitar las distracciones lo más posible. Preparar
nuestra oración, el tiempo y el lugar donde se va a llevar a cabo para podernos
poner en presencia de Dios.
La multitud de palabras: Esto quiere decir que no se trata de hablar mucho o repetir
oraciones de memoria sino de escuchar a Dios. La oración es conformarnos con
Él; nuestros deseos, nuestras intenciones y nuestras necesidades. Por eso no
necesitamos decirle muchas cosas. La sinceridad que usemos debe salir de lo
profundo de nuestro corazón porque a Dios no se le puede engañar.
El sacrificio
Al
hacer sacrificios (cuyo significado es "hacer sagradas las cosas"),
debemos hacerlos con alegría, ya que es por amor a Dios. Si no lo hacemos así,
causaremos lástima y compasión y perderemos la recompensa de la felicidad
eterna. Dios es el que ve nuestro sacrificio desde el cielo y es el que nos va
a recompensar. “Cuando ayunéis no aparezcáis tristes, como los hipócritas que
desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo,
ya recibieron su recompensa. Tú cuando ayunes, úngete la cabeza y lava tu cara
para que no vean los hombres que ayunas, sino Tu Padre, que está en lo secreto:
y tu padre que ve en lo secreto, te recompensará. “ (Mt 6,6)”
Conclusión
Como
vemos, la ceniza no es un rito mágico, no nos quita nuestros pecados, para ello
tenemos el Sacramento de la Reconciliación. Es un signo de arrepentimiento,
de penitencia, pero sobre todo de conversión. Es el inicio del camino de la Cuaresma, para acompañar
a Jesús desde su desierto hasta el día de su triunfo que es el Domingo de
Resurrección.
Debe
ser un tiempo de reflexión de nuestra vida, de entender a donde vamos, de
analizar como es nuestro comportamiento con nuestra familia y en general con
todos los seres que nos rodean.
En
estos momentos al reflexionar sobre nuestra vida, debemos convertirla de ahora
en adelante en un seguimiento a Jesús, profundizando en su mensaje de amor y
acercándonos en esta Cuaresma al Sacramento de la Reconciliación
(también llamado confesión), que como su nombre mismo nos dice, representa
reconciliarnos con Dios y sin reconciliarnos con Dios y convertirnos
internamente, no podremos seguirle adecuadamente.
Está Reconciliación con Dios está
integrada por el Arrepentimiento, la Confesión de nuestros pecados, la Penitencia y finalmente
la Conversión.
El
arrepentimiento debe ser sincero, reconocer que las faltas que hemos cometido
(como decimos en el Yo Pecador: en pensamiento, palabra, obra y omisión), no
las debimos realizar y que tenemos el firme propósito de no volverlas a
cometer.
La confesión de nuestros pecados.- el arrepentimiento de nuestras faltas, por sí mismo no las
borra, sino que necesitamos para ello la gracia de Dios, la cual llega a
nosotros por la absolución de nuestros pecados expresada por el sacerdote en la
confesión.
La
penitencia que debemos cumplir empieza desde luego por la que nos imponga el
sacerdote en el Sacramento de la Reconciliación, pero debemos continuar con la
oración, que es la comunicación íntima con Dios, con el ayuno, que además del
que manda la Iglesia
en determinados días, es la renuncia voluntaria a diferentes satisfactores con
la intención de agradar a Dios y con la caridad hacia el prójimo.
Y
finalmente la Conversión
que como hemos dicho es ir hacia delante, es el seguimiento a Jesús.
Es
un tiempo de pedir perdón a Dios y a nuestro prójimo, pero es también un tiempo
de perdonar a todos los que de alguna forma nos han ofendido o nos han hecho
algún daño. Pero debemos perdonar antes y sin necesidad de que nadie nos pida
perdón, recordemos como decimos en el Padre Nuestro, muchas veces repitiéndolo
sin meditar en su significado, que debemos pedir perdón a nuestro Padre, pero
antes tenemos que haber perdonado sinceramente a los demás.
Y
terminemos recorriendo al revés nuestra frase inicial, diciendo que debemos
escuchar y leer el Evangelio, meditarlo y Creer en él y con ello Convertir
nuestra vida, siguiendo las palabras del Evangelio y evangelizando, es decir
transmitiendo su mensaje con nuestras acciones y nuestras palabras.
Sugerencias para vivir la fiesta
Asistir a la iglesia a ponerse ceniza
con la actitud de conversión que debemos tener.
Leer la parábola del hijo pródigo,
San Lucas 15, 11-32 o el texto evangélico de San Mateo 6, 1-8.
"Caput Cuadragesimae". Cabeza
de la Cuaresma
por Jesús Martí Ballester
Celebración del Miércoles de Ceniza
con los niños
Les invito a leer el mensaje del
Santo Padre para la Cuaresma
de 2012
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Celebración del Miércoles de Ceniza
con los niños
Les invito a visitar nuestro Especial
de Cuaresma
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