RESUMEN DE ALGO IRRESOLUTO
El genocidio
en dos palabras
La
estratégica posición de la meseta de Armenia, cruce de caminos de las caravanas
comerciales entre Oriente y Occidente, fomentó el interés de los pueblos que la
rodeaban, y fue determinante de que haya sido conquistada sucesivamente por
persas, macedonios, romanos, más tarde fue la dominación bizantina y luego la
árabe. Hacia mediados del siglo XI aparecen en la región los selyúcidas,
nómades mongoles del Asia Central, luego los tártaros y más tarde los
turcomanos.
Entre fines
del siglo XVI y comienzos del XVII, la región este de Armenia se convirtió en
área de conflicto entre los turcos otomanos, los persas y los rusos quienes a
partir de entonces comienzan a tener presencia en la geopolítica de la región.
El Genocidio Armenio
Los primeros
pasos los dará el sultán Abdul Hamid (1876-1909). Entre 1884-1896 son
masacrados aproximadamente 300.000 armenios. Es derrocado el sultán Hamid el
poder pasa a manos de los Jóvenes Turcos.
Lo que en
principio pareció el inicio de una época de paz y fraternidad, basada en la
igualdad de derechos, poco a poco se fue transformando en el período más oscura
de la historia armenia.
En el nuevo
orden elaborado por los Jóvenes Turcos, los armenios constituían un obstáculo.
La Primer Guerra Mundial facilitó la concreción de su objetivo: transformar un
imperio heterogéneo en un estado homogéneo fundado en el concepto de un pueblo,
una nación.
“Una de las
metamorfosis más inesperadas y trágicas de la historia contemporánea armenia
fue el proceso que se desarrolló de 1908 a 1914, durante el cual los Jóvenes
Turcos, de apariencia liberal, se transformaron en nacionalistas extermos,
ávidos de crear un orden nuevo y de suprimir la cuestión armenia, eliminando al
pueblo armenio” (Richard Hovannisian “La question arménienne”).
Del 23 al 24
de Abril de 1915 fueron detenidos, deportados a Anatolia y asesinados unos 650
dirigentes armenios de Constantinopla. A partir de entonces, se dio la orden de
deportación de la población civil, desde las zonas de guerra en el Cáucaso,
hacia los centros de reinstalación, en los desiertos de Siria y Mesopotamia.
El mismo
esquema de arresto y asesinato de los líderes y de los hombres mayores de 15
años, así como la deportación del resto de la población -mujeres, ancianos y
niños-, hacia los desiertos de Siria, se repitió en todos las localidades
armenias.
Esta larga
marcha, que para muchos fue el camino hacia la muerte, era acompañada de
violaciones, torturas y robo de lo poco que llevaban consigo los deportados.
Los pocos que lograron sobrevivir, fueron trasladados a distintos puntos del
Medio Oriente donde el hambre y las epidemias hicieron su parte.
Los hechos
descriptos fueron encuadrados dentro del concepto de GENOCIDIO. Este término
fue creado por Raphael Lemkin y aplicado por primera vez durante el juicio a
los principales responsables del crimen contra los judios, durante la Segunda
Guerra Mundial.
Helen Fein,
quien prioriza la responsabilidad del estado en el acto de genocidio, afirma lo
siguiente: “las víctimas de los genocidios premeditados del siglo XX -judíos,
gitanos, armenios- fueron asesinados para que los designios del estado en vista
de un orden nuevo fueran realizados. En los dos casos, la guerra fue utilizada
para transformar a la nación con el objeto de adaptarla a las concepciones de
la élite en el poder, eliminando a grupos considerados extranjeros, enemigos
por definición”.
A partir de
entonces, la emigración de los armenios fue casi total. De 2.100.000 almas en
el Imperio Otomano, en 1912, de acuerdo con las estadísticas del Patriarcado
Armenio de Constantinopla se pasó a 77.435, en 1927, concentradas especialmente
en Estambul y aproximadamente 50.00 en 1993.
A pesar de
la política de negación que encaró el gobierno turco, sobre todo a partir de
1920, los archivos europeos y americanos, así como el análisis de los hechos a
partir de los testimonios de los sobrevivientes, demuestran que el Genocidio
armenio fue un hecho premeditado, destinado a la eliminación del pueblo armenio
por no renunciar a la preservación de su cultura.
Lo que vino
después
Mientras
estos acontecimientos sucedían en el Imperio Otomano, la Armenia transcaucásica
logró su independencia en 1918. La capitulación turca al finalizar la Primer
Guerra hizo renacer la esperanza del retorno, acrecentada con la decisión de la
Conferencia del Paz de París, en enero de 1919, de separar Armenia, Siria,
Palestina y Mesopotamia del Imperio Otomano.
En 1919, la
armada francesa, facilitó el regreso de los sobrevivientes armenios a Cilicia,
bajo su protección, pero fue por poco tiempo. Las rivalidades entre los aliados
así como el interés de éstos por captar la simpatía del nuevo jefe turco,
Mustafá Kemal, marcaron el destino final de los armenios. La retirada de la
armada francesa de Cilicia dejó a los armenios librados a su suerte, dando lugar
a nuevas matanzas.
El
genocidio, hecho traumático en la historia armenia, determinó la conformación
de la gran diáspora, origen de las diversas comunidades armenia de Europa y de
América.
El
reconocimiento del genocidio armenio tiene por dueña a la humanidad en su
conjunto. Es la misma humanidad su beneficiaria.
Pero tiene
un enemigo concreto: la barbarie, el salvajismo y la irracionalidad encarnadas
en aquellos Jóvenes Turcos que mutilaron, exterminaron, usurparon y blandieron
su hacha contra la razón misma. A pesar de todo, no es venganza lo que
reclamamos, porque estamos a salvo de las ínfimas pasiones. Pero si nuestros
antepasados sufrieron la fuerza irrefrenable de la brutalidad criminal y sin
embargo siguieron predicando el amor…, nuestra obligación es no olvidar.
Sabemos que
el camino es largo, pero lo hemos emprendido con entereza, porque la moral está
de nuestra parte y porque el Derecho -el universal, el consuetudinario y el
positivo internacional-, nos sostiene.
No
proponemos caminos equívocos ni soluciones utópicas, solamente exigimos la
aplicación plena y efectiva del Derecho, y el reconocimiento por parte del
actual estado turco, legítimo sucesor de aquel imperio otomano, del sultan
Hamid, de los Jóvenes Turcos, de Kemal Ataturk.