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domingo, 18 de diciembre de 2011

"ES QUE NO HE ROBADO, NI HE DEJADO ROBAR A NADIE SEÑOR PRESIDENTE"

"ES QUE NO HE ROBADO, NI HE DEJADO ROBAR A NADIE SEÑOR PRESIDENTE"

de Oscar Fernando Larrosa, el Domingo, 18 de diciembre de 2011 a la(s) 9:04

Cuando en 1874 asume la presidencia Nicolás Avellaneda, Servando Bayo era gobernador de Santa Fe. El inicio del gobierno de Avellaneda estuvo plagado de acusaciones de fraude y levantamiento de parte de Bartolomé Mitre. Como siempre, Santa Fe corrió solícita a mantener el orden y velar por la integridad del Estado. A tal fin Don Servando Bayo presentó un lúcido cuerpo de "Gendarmes Rosarinos", armados de Remington, sustituyendo a los fusiles antiguos.

Una vez instalado como presidente, Avellaneda toma la decisión de resarcir económicamente los gastos de aquellas provincias que habían cooperado contra los revolucionarios opositores a su elección. Cuando reclamó por los gastos de Santa Fe, encontró que la provincia más adicta en la contienda fuera la que menos demandaba. Al consultar Avellaneda al gobernador de Santa Fé por una cifra de gastos tan exigua Bayo le contestó: "es que no he robado, ni he dejado robar a nadie Señor presidente". Dignas palabras que describen el honor y la honestidad que formaban parte de su persona.

Durante su gobierno se creó el Banco Provincial de Santa Fe, con el objetivo de aumentar el acceso al crédito para la empresa y sector productivo.

Eran públicas sus reglas de transparencia y austeridad a partir de los más altos círculos gubernamentales, castigando severamente todo intento de malversación de bienes comunes.

El gobernador Bayo creó la oficina del Inspector General de Escuelas, que fue la base para el actual Ministerio de Educación provincial, y aprobó una ley que hizo obligatoria la educación primaria para todos los niños.

Pese a la crisis económica que sacudía al país por ese entonces, Bayo logró incrementar la renta pública, levantar una Casa de Justicia y la torre del Cabildo de Santa Fe.

En 1876, la sucursal Rosario del Banco de Londres y Río de la Plata (gestionado por Norberto de la Riestra), pretende monopolizar la emisión de moneda y, con maniobras especulativas, provoca corridas financieras para debilitar el banco de la provincia. Entonces el gobernador mete preso al gerente y ordena su liquidación. El hecho provocó que Manuel Quintana, (futuro Presidente) el representante legal del Banco, pida al cónsul inglés en Buenos Aires que una cañonera bombardee Rosario si el gobierno de Santa Fe no dejaba sin efecto la intervención del banco. El episodio no pasa a mayores gracias a la intervención del canciller argentino Bernardo de Irigoyen. El resultado final, el Banco de Londres aceptó las condiciones impuestas por el gobierno de Santa Fe.

Seguidamente a finalizar su periodo como gobernador fue nombrado Inspector General de Armas de la provincia y nuevamente, aunque esta vez interinamente, Jefe Político de Rosario. En dicho puesto lo tomó la revolución de 1880, suceso que se produjo en las proximidades de las elecciones presidenciales y "la cuestión capital de la República" que aún no había sido resuelta.

Al estallar el enfrentamiento armado entre la provincia de Buenos Aires y el resto del país, Servando Bayo tomó parte de los sucesos que desembocaron en la llegada de Julio Argentino Roca a la presidencia.

Estaba desempeñándose como senador nacional por la provincia de Santa Fe cuando lo sorprendió la muerte, sus restos reposan en la iglesia del Convento de San Lorenzo.

En una breve síntesis realizada por el intendente Gabriel Carrasco en 1888 donde narra por orden cronológico todas las obras de Servando Bayo, resume en estas breves palabras un concepto de su persona: «FUE HONRADO, FUE JUSTO, FUE MAGNANIMO».




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