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martes, 9 de abril de 2013

EL REGRESO DE LOS MUERTOS VIVIENTES - El Papa concede audiencia a Piero Marini - Por Bruno Vendredi


EL REGRESO DE LOS MUERTOS VIVIENTES
Posted: 08 Apr 2013 06:08 PM PDT

El Papa concede audiencia a Piero Marini

Y vuelve a utilizar la Férula de Pablo VI

        En 1997 el Director del Pontificio Coro de la Capilla Sixtina, padre Domenico Bartolucci, que había sido designado en ese cargo a perpetuidad por Pío XII en 1956, fue despedido por influencia del Maestro de Ceremonias del Papa, Mons. Pietro Marini (no confundir con el Ceremoniero actual, Guido Marini).
El entonces Cardenal Ratzinger que no estaba de acuerdo con esa medida, le dijo: "¡Resista maestro, resista!". Y el maestro resistió. Muchos años después, recibió el capelo cardenalicio de Benedicto XVI a los 93 años de edad.
Seguramente, un hombre con acabado conocimiento y exquisita sensibilidad litúrgica como es el Papa Emérito, sabía lo que se venía de la mano de Piero Marini: la innovación constante, el aplebeyamiento y la fealdad.
Basta para eso ver los horrendos paramentos que bajo su dirección vistieron Juan Pablo II y el propio Benedicto en su primera etapa. Pues su estilo no fue el del choque y la ruptura sino la paciente pedagogía. Solo despidió a Marini en Octubre de 2007, en la misma época en que fue liberada la Misa Tridentina con Summorum Pontificum.
Recordar estos desgraciados tiempos de la liturgia romana no tendría demasiado sentido, si no fuera porque el Papa Francisco está haciendo gestos que, publicitados por los medios como austeros, confrontan directamente con la línea de restauración litúrgica iniciada por su antecesor.
Además, para mayor alarma, luego de la entrevista que el Santo Padre le acaba de conceder a Mons. Marini, se ha llegado a especular  que podría designarlo en algún cargo importante de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Publicamos a continuación un corto artículo por el que un liturgista argentino se refiere al ex ceremoniero cuya resurrección parece insinuarse.
Dejando para otro post el comentario sobre lo que acaba de hacer Francisco el día de la Misericordia Divina: Asumió la Cátedra de Obispo de Roma resucitando la vieja y cuestionada férula de Pablo VI/Juan Pablo II. Gesto que, aunque pudiera estar motivado por la Fiesta que se festajaba, instituida por su beato predecesor, ha servido para crear aún mayor preocupación en los que deseamos se siga adelante con la "reforma de la reforma".
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Introibo ad altare Dei

Por Bruno Vendredi
"Introibo ad altare Dei, entraré al altar del Señor" dice el salmo 42 que se lee en la antemisa del Rito Tradicional.
Con cuyas palabras se nos indica que en el lugar donde va a entrar el celebrante, no encontrará nada de su propiedad pues absolutamente todo allí le pertenece al Señor.
La Encíclica  Ecclesia de Eucaristía lo dice claramente: “La liturgia no es nunca propiedad privada de nadie, ni del celebrante, ni de la comunidad”. Enseñanza que por ser ampliamente ignorada por el clero, se ha convertido en una de las causas del caos litúrgico imperante; que ha quitado catolicidad (universalidad) a la Liturgia, manchándola feamente de protestantismo.
Según nos informa la oficina de prensa de la Santa Sede (V.I.S), el Santo Padre ha recibido en audiencia al personaje clave del desmadre litúrgico acontecido en las últimas décadas, Mons. Piero Marini (no confundir con Mons. Guido Marini actual Ceremoniero), quien, desde su puesto de Maestro de Ceremonias de Juan Pablo II, fuera el factotum de todas las innovaciones a gusto y medida propia que desquiciaron la Liturgia Romana.
Pruebas al canto: sólo hace falta mirar fotos y videos de la época en que omnímodamente hacía a su antojo, para darse cuenta de la falta de dignidad y abajamiento impresos a la celebración de la Santa Misa, en la cual Jesucristo se inmola al Padre y nos hace presente incruentamente el sacrificio de la Cruz.
En la liturgia de Marini, valía todo: mujeres comulgando con el pecho descubierto, indígenas danzando en plena misa, bendiciones efectuadas por sacerdotes paganos, casullas y mitras con manchas que simulaban un cuadro vanguardista. Dicen que el mismo Juan Pablo II era sorprendido con las "liturgias" que bajo su dirección le preparaban en sus famosos viajes.
Benedicto XVI, no era Francisco claro, sufrió pacientemente los mamarachos marinianos durante más de dos años para ser fiel a su estilo gradual y delicado.
Solo en Octubre de 2007, un mes después de que entrara en vigencia la liberación de la Misa Tradicional y dando comienzo a la restauración litúrgica en que se había empeñado, se decidió a utilizar el famoso aforismo "promoveatur ut removeatur - ascenderlo para removerlo", designando a Piero Marini Presidente del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales, cargo que ostenta actualmente.
Mons. Piero Marini proclamaba orgullosamente hace poco, como una crítica solapada al actual ceremoniero Guido Marini: “llevamos a cabo la litúrgica que fue pensada por el Concilio Vaticano II, sobre todo con un respeto por las diferentes culturas.”
¡Peligrosísima interpretación de la liturgia! Pues mientras en el ámbito extra litúrgico siempre se ha respetado y apreciado la diversidad cultural, en la Liturgia de la Iglesia se ha observado por siglos la unidad universal establecida por las rúbricas del Misal Romano como condición indispensable de Catolicidad y acaso de validez; pues ellas garantizan que el obrar sea de acuerdo a la intención de la Iglesia
La Liturgia, centro y vida de la Iglesia Católica debe por tanto ser también Católica, es decir universal, en todo tiempo y en todo lugar, más allá de las diferencias culturales.
Habrá quien refute este criterio pensando en las diferencias que existen entre los diversos ritos latinos, como el Galicano, el Ambrosiano, el Toledano, el Sarum (que conservan los Anglicanos al hacerse católicos) permitidos por la Iglesia aún después de la codificación de la Misa realizada por San Pío V mediante la bula "Quo primum tempore".
Pero estos ritos tienen también una venerable antigüedad, comparable al Rito Gregoriano (más conocido como Misal Tridentino), y fueron respetados en la mencionada bula en razón de su procedencia y por contar con más de doscientos años de uso ininterrumpido.
Además las diferencias entre ellos son menores a las que existen entre el Modo Ordinario y el Modo Extraordinario del Rito Romano.
En cambio Mons. Piero Marini ha introducido, de motu propio y sin ningún derecho en las ceremonias papales, elementos no litúrgicos y sin fundamentación histórica ni teológica alguna.
Podría decirse que se ha manejado con un criterio humano, subjetivo y temporal; cuando la Iglesia sabe que en la liturgia prima lo divino, es decir lo objetivo y atemporal pues, en cuanto expresión del Misterio, está más allá del tiempo, de las costumbres cambiantes y, sobre todo, de las modas.
Parece que Mons. Piero Marini no ha leído el artículo 1125 del Catecismo de la Iglesia Católica: "Incluso la suprema autoridad de la Iglesia no puede cambiar la liturgia a su arbitrio, sino solamente en virtud del servicio de la fe y en el respeto religioso al misterio de la liturgia."
Quiera Dios que, por el bien de la Iglesia, la entrevista que el Santo Padre le ha concedido a Mons. Piero Marini, haya sido para confirmarlo en su cargo de Presidente del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales.



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