• DETRAS DE CADA TRAMITE HAY UNA NECESIDAD O UN DOLOR, UN DERECHO Y TODA DEMORA OCASIONA UN PERJUICIO

jueves, 31 de mayo de 2012

LA SINTONÍA FINA APLICADA AL PROYECTO NACIONAL Y POPULAR: CUESTIONES AUN PENDIENTES EN LA AGENDA DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS


LA SINTONÍA FINA APLICADA AL PROYECTO NACIONAL Y POPULAR: CUESTIONES AUN PENDIENTES EN LA AGENDA DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
(Por Leo Ezequiel Bilanski)
Analista de CECREDA

            Sólo es posible un modelo de desarrollo nacional si la ganancia es el resultado del trabajo organizado y no de la especulación financiera; si los esfuerzos institucionales son complementados con esfuerzos personales.  Si se aplica la sintonía fina al Proyecto Nacional y Popular, Argentina podrá tomar el sendero del progreso.




            Treinta años de democracia han pasado y no hemos sabido elegir como sociedad un camino adecuado para el progreso. Tampoco hemos sabido como ciudadanos, asumir la responsabilidad política de recorrerlo. Sólo hace 10 años, en 2001, comprendimos los peligros de desconocer cuáles eran los límites del modelo neoliberal, ingenuidad que arrojó a millones de personas hacia los niveles más denigrantes de la vida y que envolvió al país en redes que apenas hoy comienzan a destejerse.

            La necesidad imperiosa de recomponer una desarticulada sociedad llevó a la conducción política, en el 2003, a encarar un modelo de país hoy llamado “Nacional y Popular” que recompuso, a pesar de un bajo consenso del arco político y a fuerza de voluntad y convicción, la dignidad de millones de indigentes a través de fuertes políticas sociales. El tejido social-trabajador recompuso su ingreso; la fuerzas productivas se recuperaron a través de la defensa de la industria nacional y del fomento del consumo interno. Por último aunque no menos importante se recompuso la capacidad del Estado para tomar decisiones, ejecutarlas y conducir al país. Son casos emblemáticos los de la estatización de las AFJP, la Asignación Universal por Hijo, el programa Conectar Igualdad, las nacionalizaciones de YPF y Aerolíneas Argentinas,  entre otros.

            Sin embargo, Argentina se encuentra hoy frente a un desafío mayúsculo: la necesidad de consolidar y profundizar el “Proyecto Nacional y Popular” que ha ido de menor a mayor pero que puede revertirse. Aplicar la llamada “Sintonía Fina” es entonces la necesidad de transformarlo en un “Modelo Desarrollo Nacional”, con respeto por las bases político-económico-sociales fundamentales (distribución del ingreso e inclusión social, defensa de la industria y del mercado interno, igualdad social y derechos humanos) pero orientando la economía hacia el equilibrio de las variables de empleo y educación, la capacidad productiva y tecnológica, la renta para el Estado y la renta para el empresariado.

            Los excluidos, la economía social o informal, la economía formal y el núcleo económico liberal, representan 4 niveles desequilibrados en donde las personas y las empresas pujan permanente por los recursos y generan tensiones de toda índole: sociales, económicas y políticas, internas, y sujetas a voluntades extranacionales, pluralidad que el Estado debe contener efectivamente y que, a la vez, le demanda a este un bienestar superior. Descartando el camino de la exclusión y el modelo neoliberal, y teniendo presente que la economía social sólo es un paso intermedio para incluir a los sectores excluidos, el sentido común indica que debemos revalorizar el esquema de formalidad que hasta hoy es permisivo o de escaso cumplimiento general.

            La economía formal en tanto equilibrio interno hacia el progreso social y político, es una de las alternativas que se vislumbran, no sin antes ejecutar correcciones en cada nivel económico. Un modelo de desarrollo nacional contemplaría, como eje principal y necesario, que los sectores sociales de clase baja tengan sus necesidades cubiertas acompañados por una fuerte política social, pero con mayor transparencia y responsabilidades por parte de los beneficiarios.

            Es necesario que exista asimismo una clase trabajadora educada bajo un modelo radicalmente diferente para estar a la altura del próximo paso tecnológico con un esquema de ingresos previsibles y un nivel de precios estable que le permitan proyectar su futuro y desarrollo personal; es fundamental una burguesía nacional absolutamente formal que lidere en la creación de empleo genuino, en la sustitución de importaciones, en la incorporación de tecnología, innovación e investigación, como así también en la generación de renta que la incentive a invertir equilibradamente con un esquema de impuestos progresivos que le generen ingresos previsibles al Estado.

            El núcleo liberal también debe formalizarse y adecuar sus responsabilidades fiscales e impositivas a valores reales, es donde el Estado debe regular más fuertemente la actividad a fin de reducir sustancialmente los márgenes de renta empresaria basados en actividades no productivas (rentistas, financieras, crediticias y otras) e incentivar la inversión extranjera de forma complementaria. Los conglomerados industriales y agrícolas deben redistribuirse en un esquema federal acompañados por una red de infraestructura nacional de nueva generación, primer puntapié de modelo de desarrollo nacional. En general un esquema bancario que facilite el acceso a la vivienda, al microcrédito y al crédito para la producción,  equilibrado con un ingreso masivo de personas y empresas al sistema formal, debería dinamizar la economía de forma positiva y reducir las tensiones de esta etapa actual, que posee un crecimiento continuo aunque todavía desordenado.

Por Leo Ezequiel Bilanski
Analista de CECREDA


DETRAS DE CADA TRAMITE HAY UNA NECESIDAD O UN DOLOR, UN DERECHO Y TODA DEMORA OCASIONA UN PERJUICIO

No hay comentarios:

Publicar un comentario